viernes, 26 de diciembre de 2008

La pesadilla de la casa propia

Las cifras que maneja el Instituto de la Vivienda de la ciudad hablan de 86 mil familias sin techo en Buenos Aires. Los legisladores de la oposición y algunas fundaciones estiman que el déficit alcanza a las 100 mil viviendas. La falta de un techo donde cobijarse en una ciudad donde la población es mayoritariamente de clase media afecta especialmente a los nuevos pobres, a quienes han perdido el trabajo y la oportunidad para superarse, o a los inmigrantes que llegaron en busca de un futuro mejor desde algunos de los países vecinos. Muchos de ellos se amontonan de a decenas por pieza en conventillos o directamente sueñan con épocas mejores guarecidos con cartones o frazadas mugrientas en algún umbral de la ciudad. Según las estadísticas que manejan las organizaciones sociales unos 9 mil hombres, casi 900 mujeres e innumerables chicos duermen en la calle o hacen cola cada día para encontrar un lugar donde apoyar la cabeza en los dos paradores ue tiene el gobierno porteño, uno en Parque Patricios y otro en Retiro, en las inmediaciones de la Villa 21. 1
El tema no es nuevo. Ni tampoco exclusivo de la ciudad. Se extiende más allá de la General Paz y generó diversas experiencias de hábitat popular como las tomas de tierras masivas que comenzaron en los 80. en la zona de Quilmes, con el apoyo de la Iglesia Católica y tomando como base el trabajo de las Comunidades Eclesiales de Base del Brasil. Estas prácticas dieron origen a asentamientos donde los vecinos toman la tierra, reparten las parcelas y construyen las casas, prescindiendo del Estado como proveedor. Quizás el ejemplo más conocido sea el del barrio El Tambo en La Matanza.2
Por eso no extraña que las quejas por problemas habitacionales hayan llegado a la Defensoría del Pueblo porteña. En su balance 2005 ese organismo da cuenta de que en ese período inició 551 actuaciones por la problemática de vivienda, contra 300 que se habían abierto durante 2004, es decir un 83,7% más. El mismo informe precisa que son muchas de las denuncias que revelan la insuficiencia o los problemas operativos de los programas oficiales, que en Buenos Aires están canalizados por medio del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC).3
Según los últimos cómputos a los que se ha podido tener acceso, la tendencia se acrecentó durante el primer semestre de 2006 ya que 427 xpedientes, sobre un total de 3.760, fueron reclamos por viviendas. El tema ocupó el primer puesto del ranking de quejas seguido por las dificultades en el cobro de pensiones (436). Según un informe que elaboró la Defensoría gran parte de las quejas fueron realizadas por vecinos que viven en alguno de los nuevos asentamientos que se formaron en la ciudad y no tienen agua potable ni cloacas. 1
Quizás por eso, el tema de la vivienda fue una de las reivindicaciones que los desocupados y los integrantes de los movimientos de protesta que surgieron en la Argentina a mediados de la década del 90 hicieron propias. Después de los primeros cortes de rutas en busca de planes de ayuda social y bolsones de comida para paliar el hambre más urgente, los hombres y mujeres que protagonizaban las movilizaciones afianzados en organizaciones sociales que, a raíz de los cortes, fueron bautizadas como “piqueteras” se ocuparon de sus otras necesidades. Así, a lo largo de sus diez años de historia (iniciados con los cortes ocurridos en Cutral Co en 1996), surgieron roperos y huertas comunitarias, y grandes y pequeños emprendimientos productivos generados con el dinero de los subsidios sociales que recibía cada participante y que sirvieron para generar un ingreso genuino.
Según cuentan Maristella Svampa y Sebastián Pereyra en su libro Entre la ruta y el barrio entre estas organizaciones surgió el MTL, un movimiento ligado al Partido Comunista argentino liderada por militantes a los que la crisis de 2001 tomó haciendo trabajo social en algunos barrios del conurbano y la ciudad de Buenos Aires. En 1998, estos referentes se integraron a la FTV, Federación por la Tierra y la Vivienda con el apoyo del sector interno de la CTA (la central sindical alternativa de la Argentina) que adhiere al Partido Comunista Pero el MTL se presenta en sociedad y hace su primera aparición pública el 23 de julio de 2001 durante la II Asamblea Piquetera de La Matanza y se integra al Bloque Piquetero nacional con otros movimientos sociales. Pero cuestiones políticas e ideológicas lo separan del Bloque y le hacen tener con la CTA relaciones de amor y odio que hicieron que en diciembre de 2002 sus dirigentes se retirasen de la central obrera rompiendo sus carnets públicamente pero en 2006 apoyasen a la nueva conducción y lograsen instalarse en la secretaría de interior de la central obrera.1
Desde su formación el movimiento tuvo representantes en la ciudad de Buenos Aires. Carmen Cirano es la encargada de la comisión de vivienda y como tal se enorgullece de haber fatigado las calles porteñas buscando soluciones para los “sin techo”. “Nosotros trabajamos en el tema vivienda en la ciudad de Buenos Aires desde que se creó la agrupación en 1996. Al principio ayudamos a alguna gente a resistir desalojos y creamos casas colectivas en las cuales algunos compañeros comparten cocina, baño y patios y no tienen que acomodarse solamente en una pieza como en los conventillos. Por eso nos enteramos enseguida de la sanción de la ley y nos propusimos conseguir un crédito para avanzar un paso más y lograr que alguna de nuestra gente pudiese hacerse la casa propia”, resume Cirano. Carmen no se llama Carmen. Su nombre es Marisol, pero adoptó el nombre de su abuela y el de la protagonista de la ópera de Bizet, todo un síComo quiera que se llame la mujer no necesita apuntes ni archivos de texto. Es capaz de recitar como si fuesen una letanía los episodios de resistencia a los desalojos en los que colaboró el movimiento. Recuerda no solo las historias sino también las direcciones de cada bastión de lucha: “Ayacucho 132 , creo que fue en una época un ateneo de la Unión Cívica Radical. La policía rompió todo para sacar a la gente que estaba viviendo ahí. Pero aguantamos, los sacamos y recobramos el lugar. También en Ayacucho 286 donde un hombre se aferró a una garrafa de gas y amenazó con volarse si no sacaban de la casa donde vivía. Salió en televisión y todo. Y hubo otros: Independencia 3444, y varios en La Boca: Usares 630 y Suárez 1600. Castelli 286, Corrientes 2115 y 2450 en el Once. Participamos en la lucha de PADELAI, el ex patronato de la infancia donde querían echar a la gente que vivía allí hace años y expresamos nuestra solidaridad con el asentamiento de Costanera Sur.”
Cirano detalla otras etapas de la lucha como los alquileres transitorios o las casas colectivas, donde las familias compartían cocina, baño y patio y se organizaban para pagar entre todas el agua y los impuestos. De estas últimas el movimiento llegó a tener unas 18 donde vivían 220 familias. “La gente de MTL Capital llegan por necesidad. No vienen formados, por cuestiones de coincidencia ideológica. Se acercan porque ven en la organización una herramienta para solucionar un problema”, se sincera.mbolo de la rebeldía, al calor de las luchas por impedir los desalojos.

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